Hace unos días el sistema de Naciones Unidas hizo una declaración internacional en torno a la economía verde. Se trata de una importante reflexión sobre el potencial que tiene este nuevo tipo de economía frente las múltiples crisis que enfrenta la Humanidad, y se convierte en un preludio de las discusiones que se llevarán a cabo en Copenhagen, en el mes de diciembre, sobre el cambio climático.
El documento inicia haciendo un reconocimiento de las múltiples crisis actuales: económica-financiera, alimentos, agua, energía, ecosistemas y cambio climático. Propone una refundación de la economía y en este sentido se invita a los estados a invertir en programas de apoyo a proyectos que ayuden a resolver problemas de las varias crisis por las que atravesamos. Tecnologías de eficiencia energética, energías renovables, transporte público, la agricultura sostenible, el turismo respetuoso al patrimonio cultural y natural, la gestión sostenibvle de recursos naturales pueden generar cambios profundos en la economía planetaria, puestos de trabajo de calidad y un aumento de los ingresos. En ese sentido se proponen esquemas de finaciamiento para que pequeñas y medianas empresas desarrollen negocios ecológicos.
La declaración propone también reformas fiscales en donde la carga tributaria se desplace a temas como sobre explotación, degradación ambiental y agotamiento de recursos. En este punto se toca el importante tema de fijar precios para las emisiones de carbono.
Fundamental para alcanzar este punto de bifuración hacia la economía verde es la educación en desarrollo sostenible.
La Declaración ve en la reunión de Copenhagen la oportunidad para sellar un acuerdo global sobre cambio climático, sin embargo, hoy sabemos que va a ser difícil pues India y China acaban de declarar estar en desacuerdo con las medidas para mitigar el cambio climático. Como sea, Copenhagen 2009, marca un punto fundamental en la gobernanza del sistema Tierra y en la proyección de la civilización a partir del desarrollo sostenible.
El documento inicia haciendo un reconocimiento de las múltiples crisis actuales: económica-financiera, alimentos, agua, energía, ecosistemas y cambio climático. Propone una refundación de la economía y en este sentido se invita a los estados a invertir en programas de apoyo a proyectos que ayuden a resolver problemas de las varias crisis por las que atravesamos. Tecnologías de eficiencia energética, energías renovables, transporte público, la agricultura sostenible, el turismo respetuoso al patrimonio cultural y natural, la gestión sostenibvle de recursos naturales pueden generar cambios profundos en la economía planetaria, puestos de trabajo de calidad y un aumento de los ingresos. En ese sentido se proponen esquemas de finaciamiento para que pequeñas y medianas empresas desarrollen negocios ecológicos.
La declaración propone también reformas fiscales en donde la carga tributaria se desplace a temas como sobre explotación, degradación ambiental y agotamiento de recursos. En este punto se toca el importante tema de fijar precios para las emisiones de carbono.
Fundamental para alcanzar este punto de bifuración hacia la economía verde es la educación en desarrollo sostenible.
La Declaración ve en la reunión de Copenhagen la oportunidad para sellar un acuerdo global sobre cambio climático, sin embargo, hoy sabemos que va a ser difícil pues India y China acaban de declarar estar en desacuerdo con las medidas para mitigar el cambio climático. Como sea, Copenhagen 2009, marca un punto fundamental en la gobernanza del sistema Tierra y en la proyección de la civilización a partir del desarrollo sostenible.
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