Antes de que saliera el Sol los tres nos enfilabamos hacia el antiguo pueblo de Amecameca, en las faldas de los dos volcanes sagrados del Altiplano Central Mexicano.
Pero esta vez no iriamos al Iztaccihuatl, la Mujer Dormida, sino que subiríamos por las faldas del cerro humaente, del Popocatepetl.
En Amecameca pasamos por el santurario del Cristo del Sacromonte y recorde mis lecturas de uno de los más importantes cronistas coloniales, Chimalpahin, originario de este pueblo. El cronista nos platica que antes de adorarse ahí al Cristo, se adoraba a Tezcatlipoca.
La región esta envuelta por la magia de los volcanes y el culto que se les ha rendido como montañas sagradas desde hace milenios.
Mientras subiamos hacia el Paso de Cortes atravesabamos los campos de cultivo del maiz, sustento de la vida de estos pueblos. Por esta razón, el maíz está asociado de una manera íntima con el culto a los Cerros y las peticiones de lluvia que en sus cuevas y remansos se siguen llevando a cabo hasta el día de hoy.
Alcanzamos el punto donde dejamos el auto y emprendimos la ascensión a la montaña, atravesamos varias lomas por bosques de pino, hasta lacanzar un punto donde se abrió el paisaje, aqui iniciaban una serie de arenales dificiles de atravesar, para poder alcanzar la cumbre más cercana a nosotros. Desde esta se tiene una vista espectacular del Popocatepatl y logras observar uno de los caminos que conduce hasta la cima.
El paisaje era espectacular entre nosotros y el Popo se abría un amplio precipicio en cuyos costados se levantaban tanto paredes de roca de formas caprichosas como bosques misteriosos y desiertos.
El silencio del lugar es delicioso, es magnífico, como la montaña sagrada donde y ante la cual nos encontramos.
Del abismo frente a nosotros ascienden nubes que parecen serpientes danzando al ritmo marcado por el gran abuelo Popocatepetl, la blancura luminosa de las nubes nos envuelve y mientras, nosotros, participando del acontecimiento, entramos en una especie de burbuja espacio-temporal, con la sensación de estar despertando a un tiempo distinto. Tal vez eran los efectos de la altura, pero la caminata que realizamos al volcán Popocatepetl este 21 de junio fue una experiencia memorable que concluyo con la tradicional quesadilla, pulque chamaquero y cafe de olla. Salud!
domingo, 22 de junio de 2008
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